La mañana era muy fresca a pesar de estar en pleno mes de mayo (mes de María y día de San Isidro). El día anterior había llovido y las temperaturas eran bajas. Además arreciaba el viento del Norte.
Hubo marcha para los “protour” y tomamos la salida la gente humilde, los continentales y los insulares. Aproximadamente salimos una docena de aventureros. Partimos despacito para Alcalá de Henares y a la salida de la ciudad complutense por la carretera de Camarma de Esteruelas, sobre el puente que sobrevuela la autopista R-2 cuatro compañeros no bajamos el ritmo y en Camarma hubimos de aflojar para reagrupar. Hubo recriminaciones de algún compañero que nos indicó que por nuestra conducta habíamos roto la armonía grupal, sino que además, habíamos dejado a su suerte Queiruga, Andrés y Pichín que ya no seguían al grupo principal.
Es cierto además que desde la salida de Alcalá de Henares hasta Torrejón del Rey (20 kms aproximadamente) el viento era de frente y que siendo la carretera de todos los usuarios y no solo de los ciclistas no podíamos “desplegar el abanico” en toda la plataforma sino solo en fila de dos, con lo cual era más difícil “coger rueda”.
En Valdeavero comenzó una ligera subida con giro a la derecha para sobrepasar Torrejón del Rey y continuar una subida larga pero sin mucho desnivel. Al comenzar la bajada y estando ya todos reagrupados se produjo el pinchazo de uno de los compañeros de marcha. Diez minutos en un cambio de rueda. Justamente en el lado contrario había una cruz al margen de la carretera que rememoraba a un ciclista fallecido en dicho lugar. Reanudada la marcha continuamos hacía Guadalajara y tomamos de Autovía A-2 y poco después comienza la subida por dicha autovía durante dos o tres kilómetros. Si bien la cuesta no es muy dura, el hecho de ir cerca de un carril en el que los vehículos te rebasan a gran velocidad, hace al tramo de cierto riesgo.
Aproximadamente en el kilómetro número 55 de la Autovía nos desviamos para continuar por una carretera en obras (sigue en obras un año después de la última vez que pasé por allí), la N-320. Tras superar la urbanización Ciudad Valdeluz volvimos a girar a la derecha para pasar por la población de Horche y tomar la carretera GU-205 con dirección a Yebes y Valdarachas. En esos lugares circulábamos cómodamente pues teníamos viento a favor y la carretera, llana picada muy ligeramente para abajo. Además y en comparación con la autovía apenas circulaban coches, con lo cual solo se escuchaba el rumor de las ruedas surcando el viento. Hay que hacer mención especial y felicitación al Ayuntamiento de Yebes, puesto que los pasos de peatones son elevados pero sin la pronunciación que padecen los de otros puestos, o mejor dicho, que padecemos los usuarios de la vía. En dicho pueblo, los pasos están señalizados pero además notas la subida y bajada ligeramente, sin necesidad de que tengas que frenar antes para no partir los radios de las ruedas.
En Yebes hicimos un breve parada junto a la fuente que hay al pie de la carretera para llenar los botellines de agua y continuar. Salí el último junto a Seve y entonces ocurrió lo siguiente: íbamos a cincuenta kilómetros por hora bajando cuando la videocámara cayó de la bici al suelo. Frené y Seve también (frenó, no cayó). Paramos y recuperé los dos trozos de cámara que habían impactado contra el suelo a tan gran velocidad. Continuamos la bajada hasta el cruce para girar a la derecha con el fin de subir a El Pozo de Guadalajara.
Es una subida de unos tres o cuatro kilómetros que se sube decentemente si bien a mitad de subida hay una curva cerrada donde la pendiente se hace más dura y hay que reservar algún piñón para aguantar el ritmo de pedalada, pocos metros después y tras jadear un poquito puedes volver a bajar pinón y a funcionar.
Ya arriba y tras setenta kilómetros hicimos la parada del café en El Pozo de Guadalajara, en el Hostal Morris.
Una vez bebido el café y tras la ingesta de la barrita energética tomamos las bicis con sentido a Santorcaz y Anchuelo. Volvimos a coger altas velocidades hasta llegar al “Reventón”. En el reventón bajamos el ritmo y el ánimo. Ya en el Gurugú tomamos la M-300 con destino a Torres y posteriormente la M-224; desde allí la Autovía M-203 y ya todo derecho para Torrejón.
En total salieron 107 kilómetros.
Torrejón de Ardoz, a dieciséis de mayo de dos mil once.
fdo: Oscar Barbado.
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