lunes, 30 de mayo de 2011

SALIDA DEL DOMINGO, 29 DE MAYO DE 2011



 
 

Domingo, 29 de mayo de 2011. Sexto domingo de Pascua.
Llego a la salida con  la hora pegada pues he tenido un pequeño contratiempo al presentarme al trastero de mi bici sin las llaves. Vuelta a casa por las llaves y regreso al trastero. Cuando llego al velódromo son las nueve horas y cinco minutos y ya están en marcha los ciclistas.
Tomamos la carretera N-II para desviarnos por la antigua carretera vieja, atravesar Alcalá de Henares y volver a la N-II. Por la Autovía continuamos hasta rebasar la ciudad de Guadalajara que nos obliga a subir unos tres kilómetros. En esta subida se rompe el pelotón que hasta entonces había ido uniforme por la autovía. Detrás quedaron los compañeros menos fuertes en aquel momento (Pichín, Maño, Andrés, el hombre del bigote blanco y otros) y por delante queda un grupo de unos veinte individuos entre los que me hallo. Nos desviamos a la derecha para subir el alto de Iriépal. La carretera es estrecha y se empina débilmente hasta llegar al pueblo de Iriépal. A partir de dicha localidad la carretera toma más inclinación. Fue en ese momento donde los “protour” decidieron poner fin a la compañía de aquellos ciclistas que podemos suponer un estorbo para sus expectativas del día y toman la delantera un grupo en el que había tres ciclistas del club de triatlón de Coslada, Emilio, Fran, Cesar, Nacho Vecino y algún otro “gallo” que no recuerdo en este momento (no tomaron la salida Dani Sedano, Angel, ni David Núñez, a quienes incluyo entre los “protour”, ni José Luis González, del grupo “continental” que estaba en la marcha Daganzo-Zaragoza).
Recuerdo que el comienzo de las primeras rampas duras (tras la localidad de Iriepal) se incorporaba un chaval con bicicleta de montaña (BTT como dicen los refinados) y fue absorbido por los “protour” pero no se quedó de rueda sino que les aguantó el ritmo, al menos hasta donde me llegaba la vista (un tío cojonudo).
Fuente: http://www.altimetrias.net/
Por mi parte decidí marcarme el ritmo sin fijarme en otras ruedas, puesto que consideraba que mis compañeros estaban todos más fuertes y así fue. Un poco por delante se marcharon Nacho García Pecharroman con el hombre de negro con bici blanca (creo que se llama Nico), Alejandro y Carlos Coria. Al final de la subida me toman rueda Benito y Millán. Tras la subida no comienza a continuación la bajada sino que continuamos por una meseta que está atravesada por las vías del Tren de Alta Velocidad (AVE) y para salvar dicho escollo hay que subir un puente que tras la subida fastidia un poco las piernas.

Poco después sí, comienza la bajada. En la bajada se marcha por delante Benito y Millán con Carlos y a mí me adelante como una centella Angel, un compañero de características morfológicas similares a las mías, es decir, alto, con mucho peso y bicicleta de metal para que resista.
La bajada al siguiente pueblo, Centenera, al comienzo carece de curvas cerradas y se traza muy bien, sin embargo, llegando a la zona más baja, cerca del pueblo, hay dos o tres curvas de esas que llaman de herradura (y que en mi pueblo llamamos “revueltas”) que obligan a tirar de freno sin descuidarse lo más mínimo. En la fuente de Centenera paramos a rellenar nuestros botellines. Entre tanto, sin parar pasan Seve y Miguel. En esta fuente Nico  aprovecha el parón para dar aire a una rueda y Millán se come un plátano que luego le sentará mal. Estábamos en ese momento en torno al kilómetro cincuenta de ruta.
Incorporados a la ruta tomamos una carretera (por llamarla algo, porque más bien era un camino de cabras) con destino al siguiente pueblo que es Lupiana.
Este tramo de vía es un ejemplo del desarrollo de un país como España. Resulta que tenemos los siguientes organismos con competencias sobre carreteras: Ministerio de Fomento (gobierno de España); Consejería de Fomento de la comunidad autónoma correspondiente (en este caso, la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha); la Diputación Provincial de Guadalajara. En definitiva hay tres Administraciones distintas, con competencias sobre carreteras con un presupuesto de gasto muy importante y sin embargo el tramo de Centenera a Lupiana está impresentable. Es evidente que no es el tramo de carretera con más tránsito de España pero también es cierto que la legislación de tráfico se ha endurecido enormemente en los últimos tres años (carnet por puntos, eliminación del derecho a recurrir si pagas la multa propuesta, consideración de delito penal y no infracción administrativa circular a determinadas velocidades) y sin embargo el poder público no corresponde en igual medida ante la situación física de las vías públicas.
Es muy poco edificante verse sometido a legislaciones tan duras y exigentes, que incluso proscriben derechos fundamentales como es el de reclamar ante denuncias de los agentes de la autoridad o incluso denuncias formuladas por meras máquinas de detección tales como el RADAR sin identificación del conductor y luego viajar por auténticos caminos de cabras más propios de la España de los años cuarenta (1940 no 2040) o de paises en vías de desarrollo como los hispanoamericanos o los norteafricanos (con todos los respetos para los hispanoamericanos y para los magrebíes).
En fin, volvamos al tema que nos ocupa: la carretera de Centenera a Lupina: Este tramo de continuos baches, charcos con fondo desconocido y tramos de carretera “descarnada” hizo que dejáramos la indignación para momentos posteriores, como el de la redacción de esta crónica, y que con el espíritu deportivo y lúdico de la salida, al menos yo, trasladara mi mente a rutas tales como la Paris-Roubaix donde Cancellara aprovecha los tramos de tierra y adoquinado para liberar el animal que lleva dentro. Por otra parte, también es cierto que el valor de mi bici (aunque para mí no tiene precio) en el mercado es muy inferior a los “pepinos” que conducían algunos integrantes del grupo como las “Pinarello” de al menos tres compañeros de grupo, que obligaba a su conductor y dueño a ser cauto y precavido para no tirar por un bache un bien de más de seis mil o siete mil euros.
Sea como fuere, en ese momento y lugar me veía comandando el grupo frente a las quejas de los “Pinarellos” respecto del estado de la vía y del que confeccionó la ruta.

Detalle de la subida a Horche.
Fuente. http://www.altimetrias.net/

Por otra parte grises nubarrones se iban cerniendo sobre nuestras cabezas y finalmente el grupo llegó a Lupiana para tomar una carretera digna de llevar tal sustantivo. Las primeras gotas de lluvia ya empezaron a golpear nuestros rostros. Comenzábamos una nueva subida. Nos dirigíamos a la carretera N-320 con destino a Horche. La subida tiene entre tres y cuatro kilómetros. El silencio del lugar solo se veía interrumpido por el jadeo de mi respiración y por las gotas de lluvia que golpeaban mi casco. La lluvia era muy leve y tolerable. Por delante se iban los cuatro magnificos del día: Nico, Nacho García, Carlos Coria y Alejandro. En la subida fui rebasado por Angel. Detrás venían Benito, Millán y Seve. Culminado el puertecillo cesó la lluvía y se abrió parcialmente el cielo para dejar entrar directamente los rayos del sol. El día era caluroso y bochornoso. Millán empezó a sentirse cansado y en cuanto la carretera se ponía ligeramente cuesta arriba se quedaba herido. Achacaba su mal estado al plátano que tomó allí en Centenera y que seguramente no era de Canarias, de ahí su mala digestión. Así pues, a la vista de que Horche estaba ya muy cerca y tocaba parar a tomar café, me dejé descolgar del grupo y esperé a Millán para tirar de él hasta el bar de la plaza que está en una cuesta abajo que luego hay que subir en frío. En la parada del bar llevábamos cubiertos sesenta y cinco kilómetros aproximadamente.
Reanudamos la marcha los siguientes componentes que ya fuimos juntos hasta el final: Nacho García Pecharroman, Nico (el hombre de negro con bici blanca, Alejandro, Carlos Coria del Río, Benito, Millán, Angel, Miguel, Seve y este humilde redactor.

De Horche a Yebes la carretera era llana. No paramos en la fuente de Yebes y continuamos la cuesta abajo que nos dirige al Valdarachas y al cruce que se toma a derechas para comenzar la subida a El Pozo de Guadalajara. La bajada se hizo rápida, pues aunque la carretera estaba mojada por las lluvias de la mañana, las trazadas eran abiertas. En dicha subida cada uno subió como pudo. Recuerdo que en la subida rebasamos a varios componentes de un club de Alcalá de Henares. Los alcalainos se agruparon antes de entrar en El Pozo, mientas que nosotros paramos a la salida, en una gasolinera. Pues bien, los de Alcalá pasaron ya en un grupo delante de los que allí estábamos esperando la reagrupación de los nuestros donde faltaba el apajarado de la mañana, el compañero Millán. Una vez estábamos todos, pusimos ritmo de caza al grupo del Alcalá, pasamos  por Santorcaz y neutralizamos a ese grupo tras rebasar la población de Anchuelo. Llevaban coche escoba y nos pusimos al rebufo de este grupo hasta que en el lugar que denominamos “el Rebentón” Alejandro aumento el ritmo para ganarse una exagerada bronca de los compañeros alcalainos, los cuales se desviaron hacía Alcalá en el Gurugú, con Alejandro que siguió con la discusión.

Millán, protagonista
en la jornada
del domingo

Nosotros continuamos por la carretera de Torres de la Alameda, pero en la rampa que hay tras el Gurugú, Millán hubo de echar pie a tierra y parar porque notaba fuertes calambres en las piernas. Tras algún minuto de recuperación, reanudamos la marcha por dicha carretera, que va en ligero descenso y nos valió para recuperar el resuello. En el aspecto anecdótico cabe reseñar en que una rotonda en la que pasamos los compañeros en fila de a uno, se metió desde la derecha un turismo dirigido por una mujer. Las protestas de todos los que vimos tal infracción llevaron a Nacho García a abroncar a la conductora porque fue él el que más perjudicado de todos pudo haber salido pues poco faltó para llevárselo por delante con el coche. No diré el nombre del extremo miembro de nuestro grupo que al ver aquella infracción que pudo haber supuesto una caída y lesión, para nuestro compañero se dirigió a la infractora con la palabra “puta”, lo cual me merece cuando menos un injusto trato hacía los conductores del sexo femenino. Así se lo hice saber momentos después del incidente, pues le dije que a pesar de ser ella la infractora, nos podría haber denunciado a las autoridades como presunta víctima de violencia machista, por lo que le recomendé que si en el futuro nos pasa algo parecido (esperemos que no) se dirija a la persona infractora, no como “puta”, sino como “mala conductora”.
Tomamos la carretera nueva de Torres que nos lleva a la autovía-autopista y luego llegamos a Torrejón. Millán todavía tenía por delante otros diez kilómetros para llegar a su Coslada residencial, y fue Benito el que se brindó para acompañarlo.

Aquí termina la crónica de esta ruta singular por

perfil de la etapa

el recorrido, el tiempo climatológico y las anécdotas donde tuvimos varios protagonistas: la lluvía, el largo transito por autovía, la pájara de Millán y la bronca a Alejandro.
Torrejón de Ardoz, a 30 de mayo de 2011.




lunes, 23 de mayo de 2011

SALIDA DEL DOMINGO, 22 DE MAYO DE 2011.





Domingo, 22 de mayo de 2011. Quinto domingo de Pascua.
Tomamos la salida alrededor de una veintena. Están los “protour”, tres juveniles y los continentales e insulares. El día amanece con nubes y claros y a lo largo de la mañana el cielo se despeja para que el sol acabe achicharrándonos. Nos dirigimos hacía la ciudad complutense para subir la primera dificultad montañosa: el Gurugú. En la subida a esta pequeña cumbre los “protour” empiezan a arreciar, sin poner un ritmo brutal para que alguno pueda engancharse a su ritmo. Así tomamos la carretera que nos dirige a Anchuelo donde la carretera “pica” para arriba hasta llegar a Santorcaz, donde la cuesta ya es dura. Allí no pude aguantar el ritmo más duro impuesto por los Sedano, Emilio, Tomi, Angel, Nacho Vecino y los tres juveniles. Igualmente se me fueron por delante formando otro grupo Carlos, Alejandro, el hombre delgado de barbas y bici blanca, con otro que no recuerdo. Empecé a tirar, pero uno solo frente a los grupos poco puede hacer y daré gracias a que los “protour” se apiadaron del grupo perseguidor y los esperaron en la rotonda de entrada a El Pozo de Guadalajara. Allí fui visto por los “protour” y dieron una vuelta más a la rotonda para integrarme en el grupo.
Así realizamos la bajada hacia a Aranzueque. En dicha bajada no quise arriesgarme en demasía por lo que todos se fueron por delante y me quedé tras el compañero de barbas con bici blanca y ropa negra el cual tenía algún problema con los frenos y tampoco quiso acelerarse en demasía.
De este modo fuimos solos hasta Aranzueque en cuya localidad, a la altura de un cruce hubimos de parar y preguntar a un vecino de dicha localidad que por dónde había ido un grupo ciclista. Nos indicó un dirección por una carretera estrecha y rugosa que nos dirigiría hasta el pueblo de Renera. Para ello tuvimos que realizar una subida de unos cuatro kilómetros con una pendiente muy continuada (yo calculo que alrededor del seis por ciento). Mi compañero se fue unos metros por delante de mí y poco a poco fue aumentando la distancia conmigo. Llegado a la cúspide comencé otra bajada con unas vistas espectaculares (igual que la subida) para llegar al pueblo de Renera, donde estaban todos en el bar de la plaza del pueblo.
Tomé una coca-cola con un sobre de azúcar y me senté un rato. Poco a poco fueron llegando unidades al bar.
Reiniciada la marcha comenzamos una nueva subida que según el itinerario iba al cruce de Tendilla. Se trataba esta de la tercera cota puntuable de la jornada. En uno de los cruces sobrepasamos a Jose-Luis y otro compañero que cargaban sus botellines de agua en una fuente. Fue en esta subida donde los “protour” y juveniles se fueron definitivamente para delante y ya no los vimos. Nosotros nos agrupamos en el llano formando un grupo con varios miembros como Carlos, Miguel, Seve, Francisco, Andrés, Alejandro y algún compañero más cuyos nombres no recuerdo, entre ellos el hombre de barba, con ropa negra y bici blanca. Así fuimos por la carretera que discurre paralela al rio Tajuña en llano que picaba para abajo siguiendo su curso. Así llegamos a un cruce con dirección a Pezuela de las Torres donde comenzó la cuarta cota puntuable.
En este lugar íbamos todos cascados. Recuerdo que el casco me recalentaba la cabeza de mala manera. Justo antes del comienzo el jefe de grupo, Seve, grito “¡Paramos arriba en la fuente!”. En la subida se fueron por delante de mi el ligero hombre de barba con ropa negra y bici blanca y Alejandro. En las últimas rampas Seve me hizo una pasada con fuerza sin que tuviera yo fuerzas para seguir su ritmo, así que quede en cuarto puesto a la llegada de la fuente.
La fuente sirvió para apagar el fuego de nuestros ardientes cascos. Metí la gorra en el agua y acto seguido me la coloqué en la cabeza. Bebimos agua y continuamos la carrera ya con ochenta kilómetros en las piernas. Las pequeñas rampas de camino a Corpa se hacía duras y llegados a Corpa nos lanzamos para abajo. Dado el
cansancio acumulado, la bajada se hace difícil pues no hay que perder la concentración, pero con lo que ya llevábamos en el cuerpo, con la hora que era (más de las doce del mediodía) y con el calor, la dificultad se hace mayor. No obstante la carretera de Corpa a Valverde sigue estando en buen estado y nos presentamos en Torres de la Alameda rápidamente. Ya en Torres subimos una rampa que corta el ritmo y nos desviamos a la derecha para bajar la nueva carretera-Autovía para llegar a Torrejón. Finalmente llegué a casa a las catorce horas y veinte minutos.
Tras la comida, Giro de Italia por Veo-7 y calambres en las piernas, más que por ver
la demostración de fuerza de Contador en los Dolomitas, por la paliza matutina en las piernas.
Torrejón de Ardoz, a veintitrés de mayo de dos mil once.

lunes, 16 de mayo de 2011

SALIDA DEL DOMINGO, 15 DE MAYO DE 2011 (San Isidro)

La mañana era muy fresca a pesar de estar en pleno mes de mayo (mes de María y día de San Isidro). El día anterior había llovido y las temperaturas eran bajas. Además arreciaba el viento del Norte.

Hubo marcha para los “protour” y tomamos la salida la gente humilde, los continentales y los insulares. Aproximadamente salimos una docena de aventureros.  Partimos despacito para Alcalá de Henares y a la salida de la ciudad complutense por la carretera de Camarma de Esteruelas, sobre el puente que sobrevuela la autopista R-2 cuatro compañeros no bajamos el ritmo y en Camarma hubimos de aflojar para reagrupar. Hubo recriminaciones de algún compañero que nos indicó que por nuestra conducta habíamos roto la armonía grupal, sino que además, habíamos dejado a su suerte Queiruga, Andrés y Pichín que ya no seguían al grupo principal.

Es cierto además que desde la salida de Alcalá de Henares hasta Torrejón del Rey (20 kms aproximadamente) el viento era de frente y que siendo la carretera de todos los usuarios y no solo de los ciclistas no podíamos “desplegar el abanico” en toda la plataforma sino solo en fila de dos, con lo cual era más difícil “coger rueda”.

En Valdeavero comenzó una ligera subida con giro a la derecha para sobrepasar Torrejón del Rey y continuar una subida larga pero sin mucho desnivel. Al comenzar la bajada y estando ya todos reagrupados se produjo el pinchazo de uno de los compañeros de marcha. Diez minutos en un cambio de rueda. Justamente en el lado contrario había una cruz al margen de la carretera que rememoraba a un ciclista fallecido en dicho lugar. Reanudada la marcha continuamos hacía Guadalajara y tomamos de Autovía A-2 y poco después comienza la subida por dicha autovía durante dos o tres kilómetros. Si bien la cuesta no es muy dura, el hecho de ir cerca de un carril en el que los vehículos te rebasan a gran velocidad, hace al tramo de cierto riesgo.

Aproximadamente en el kilómetro número 55 de la Autovía nos desviamos para continuar por una carretera en obras (sigue en obras un año después de la última vez que pasé por allí), la N-320. Tras superar la urbanización Ciudad Valdeluz volvimos a girar a la derecha para pasar por la población de Horche y tomar la carretera GU-205 con dirección a Yebes y Valdarachas. En esos lugares circulábamos cómodamente pues teníamos viento a favor y la carretera, llana picada muy ligeramente para abajo. Además y en comparación con la autovía apenas circulaban coches, con lo cual solo se escuchaba el rumor de las ruedas surcando el viento. Hay que hacer mención especial y felicitación al Ayuntamiento de Yebes, puesto que los pasos de peatones son elevados pero sin la pronunciación que padecen los de otros puestos, o mejor dicho, que padecemos los usuarios de la vía. En dicho pueblo, los pasos están señalizados pero además notas la subida y bajada ligeramente, sin necesidad de que tengas que frenar antes para no partir los radios de las ruedas.

En Yebes hicimos un breve parada junto a la fuente que hay al pie de la carretera para llenar los botellines de agua y continuar. Salí el último junto a Seve y entonces ocurrió lo siguiente: íbamos a cincuenta kilómetros por hora bajando cuando la videocámara cayó de la bici al suelo. Frené y Seve también (frenó,  no cayó). Paramos y recuperé los dos trozos de cámara que habían impactado contra el suelo a tan gran velocidad. Continuamos la bajada hasta el cruce para girar a la derecha con el fin de subir a El Pozo de Guadalajara.

Es una subida de unos tres o cuatro kilómetros que se sube decentemente si bien a mitad de subida hay una curva cerrada donde la pendiente se hace más dura y hay que reservar algún piñón para aguantar el ritmo de pedalada, pocos metros después y tras jadear un poquito puedes volver a bajar pinón y a funcionar.

Ya arriba y tras setenta kilómetros hicimos la parada del café en El Pozo de Guadalajara, en el Hostal Morris.

Una vez bebido el café y tras la ingesta de la barrita energética tomamos las bicis con sentido a Santorcaz y Anchuelo. Volvimos a coger altas velocidades hasta llegar al “Reventón”. En el reventón bajamos el ritmo y el ánimo. Ya en el Gurugú tomamos la M-300 con destino a Torres y posteriormente la M-224; desde allí la Autovía M-203 y ya todo derecho para Torrejón.

En total salieron 107 kilómetros.

Torrejón de Ardoz, a dieciséis de mayo de dos mil once.
fdo: Oscar Barbado.

lunes, 9 de mayo de 2011

SALIDA DEL DOMINGO 8 DE MAYO DE 2011


Tercer domingo de Pascua.
Tras tres domingos consecutivos sin salir por motivos justificados, me incorporo a la salida del domingo, 8 de mayo de 2011. Inicialmente se preveía para este domingo la “Marcha Tito” pero el martes día 3 de mayo me indicaron que finalmente quedaba suspendida hasta nueva fecha a determinar.
Así pues, a las nueve horas salimos del velódromo un grupo muy numeroso. Salimos agrupados por la carretera nueva de Torres hasta un par de kilómetros antes de Torres donde en la subida se crea la primera selección. En Torres de la Alameda tomamos la carretera de Valverde de Alcalá. Llegué a Valverde con el primer grupo, pero tras dicha población y llegando a Corpa no pude aguantar el ritmo de los “pro-tour” y quedé descolgado tras Millán en el alto de Corpa. Superado el cruce ya no divisaba el grupo de cabeza, por lo tanto nos agrupamos por detrás Millán, Benito, Antonio Asensio, el señor del bigote blanco que tiene aguante y los tres hermanos de Sobradillo (Salamanca), dos de los cuales iban realmente “sobradillos” y el tercero, Jesús, iba justito, como este redactor.
De este modo llegamos a Pezuela de las Torres, sin ver por detrás a ningún otro compañero que nos siguiese ni solo, ni en grupo. En Pezuela había que desviarse a la izquierda, para tomar la carretera de Pioz, sin embargo, y sabiendo la gran ventaja que nos sacaban los “pro-turistas”, decidimos bajar la cuesta que acaba en el cruce de la carretera de Loranca a Ambite o Ambite a Loranca.
Si ya se me da mal subir cuestas, no digo nada bajarlas: Me adelantaron todos (si todos), pero además las curvas las tomaba con mala trazada y en una de ellas, por un momento pensé y ví que me salía contra la cuneta. Al final de la bajada estaban todos aflojando la marcha hasta que me incorporé. La carretera era llana, picando para abajo, pues íbamos en paralelo al río Tajuña. En una rotonda tomamos el cruce a la izquierda que sube a Mondejar. La subida la realizó cada uno como pudo y yo no pude estar delante con cuatro gallitos.

En Mondejar nos dirigimos a la Plaza de la iglesia y paramos a tomar el café. Llegamos antes de los “pro-tour” gracias al atajo.
Tas el café todos los componentes bajamos nuevamente la cuesta que minutos antes habíamos subido. En la bajada hubo un nuevo corte y yo (como casi siempre) quedé atrasado y en tierra de nadie. Poco después me cogieron los hermanos charros. Antes de entrar en la localidad de Ambite hay un puente muy estrecho y peligroso que cruza el rio Tajuña. Tuvimos que frenar porque delante había dos coches parados y tras el puente comienza una rampa que nos parte.

Un par de kilómetros más adelante tomamos un cruce a la derecha donde la carretera su vuelve ligeramente ascendente que va en paralelo a otro río que desemboca en el Tajuña (con el plato pequeño íbamos en ese tramo a más de 25 km/h). Cinco kilómetros después la subida se hace más pronunciada y la velocidad baja a la mitad; este tramo discurre entre Villar del Olmo y Nuevo Baztán. Solo Francisco (perdón por nombrarte) queda por detrás de mí. En Nuevo Baztán paramos en una fuente a llenar la botella del agua y donde nos reunimos nuevamente todos. Desde Nuevo Baztán
tomamos dirección  y sentido a Valverde de Alcalá. El grupo se rompe nuevamente y quedo esta vez delante, sin embargo, justo antes de llegar a Valverde hay una rampa muy mala, no logro aguantar el ritmo de cabeza y se me van. Miro para atrás y no veo a nadie así que desde Valverde y con carretera que pica ligeramente hacia abajo me dirijo a Torres de la Alameda. Antes de llegar a Torres me coge un grupo comandado por los

“sobradillos” y entramos a Torres para tomar una carretera nueva que sale a la derecha

 y hacer el mismo recorrido que a la salida. Antes de incorporarnos a la Autovia o Autopista, Tomás reventó una rueda. Así entre Tomás, Seve y “los charros brothers” cambiaron la rueda y llegamos sin más pena ni gloria a Torrejón de Ardoz, los últimos.


Torrejón de Ardoz, lunes 9 de mayo de 2011.