
Sumario:
I.- Crónica de la salida.
II.- Noticias curiosas.
III.- Una semana después de los asesinatos en París.
IV.- Tal día 22 de noviembre de otros años.
I.- CRÓNICA DE
LA SALIDA.
Salida
del Domingo, 22 de noviembre de 2015 (Festividad
de Santa de Cecilia y domingo de Cristo Rey del Universo).
Aunque me levanté a las 7.00 horas por la diana infantil,
no salí hasta las 8:45 horas. Hacía mucho frio y esta vez me puse toda la ropa
de invierno y no me sobraba nada: Chaqueta térmica, guantes de invierno, braga
cubre-cuello y braga cubre-orejas.
El recorrido
realizado fue el siguiente: Torrejón, Alcalá, Gurugú, Villalbilla, Corpa,
Pezuela de las Torres, bajada al Ventorrillo, Ambite, Orusco, Carabaña,
Tielmes, subida a Valdilecha, Campo Real, Loeches y Torrejón.
Tenía que mantener la misma tónica de las últimas
salidas, es decir, mantener el pulso en valores inferiores a las 160 ppm y
traté de conseguirlo, a base de llevar desarrollos cortos con el fin de evitar
sobre-esfuerzos. Por ello, en la cima de la subida a Villalbilla llevaba casi
diez minutos de retraso sobre mi mejor marca personal. Igualmente en los
toboganes que me llevan a Pezuela cambié a plato pequeño cuando en mis buenos
tiempos este recorrido lo he hecho con plato grande.
Llegado a Pezuela de las Torres y antes de lanzarme a
la bajada me “asome” al cruce de Mondejar para ver si abajo había niebla,
puesto que el último día que quise bajar por ahí, resulta que hube de darme la
vuelta por motivo de la espesa niebla que impedía la visibilidad y entrañaba un
peligro añadido para el ciclista. Esta vez, no se veía niebla y me fui al
Ventorrillo. La bajada estaba muy bien, pues la carretera estaba seca.
Ya en el valle del Tajuña y siguiendo el curso del
rio, la velocidad media iba en torno a los 28 a 30 km/h , quizá algo por debajo de la velocidad
que por ese mismo tramo había desarrollado el pasado verano.
Al llegar a la población de Ambite, donde el puente
del río es muy estrecho y además comienza una pendiente que te deja clavado
durante unos doscientos metros, se incorporaba un grupo de ciclista que
probablemente acababa de tomar el café. Por eso antes de los dos kilómetros de
dejar el pueblo aquel grupo me daba alcance y yo traté de coger su rueda. Su
velocidad de crucero así me lo permitió. Se trataba de la grupeta denominada “4
BIKERSHOP” de Pinto. Estos chicos me llevaron “en volandas” a pie de
puerto, es decir, hasta el cruce de Tielmes. Allí me despedí de ellos y empecé
la subida, donde se comienza con el plato pequeño para poco después cargar
nuevamente el plato grande y tirar hasta casi la población de Valdilecha, ....
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Precaución para todos a los que nos gusta tener los cristales de las ventanas límpios:
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