lunes, 10 de octubre de 2011

Salida del domingo 9 de octubre de 2011 (festividad de San Dionisio).


Domingo, 9 de octubre de 2011 (9:30h).  31º JORNADA.
En grupo
 Distancia
Tiempo
Veloc media total



horas
 minutos
segundos



20,000  
0
44
1
 27,262  

Torrejón de Ardoz
75,000  
2
34
44
 29,082  

neutralizado

79,770  
2
45
4
 28,996  

máxima 59,150 km/h




media según máquina 28,760 km/h
tiempo total 288 h 10 min




Km total 7.423



Salida del domingo 9 de octubre de 2011 (festividad de San Dionisio).
.
Itinerario realizado: Torrejón de Ardoz, Ajalvir, Cobeña, Algete, Fuente el Saz, El Casar de Talamanca (café); Las Castillas, Ribatejada, Serracines, Fresno de Torote, Daganzo de Arriba, Alcalá de Henares (M-100), Zoo, Torrejón de Ardoz.

Salida a las diez menos veinte, conforme a lo programado. Hubo muchos compañeros a la salida, sin poder acordarme de todos los nombre. Apareció por la salida Nico, al que no veía desde antes del verano.

Se nos informó antes de la salida por parte de Carlos Bracle que para la próxima temporada al cuota de ciclismo de carretera en el club sube hasta la suma de cincuenta euros para financiar arreglo, seguro y combustible del coche que tenemos que arreglar (propiedad del club). Época de austeridad en la que habrá que restar de otros lados para la financiación de estos lujos de obligado cumplimiento por parte de la maldita Federación de Ciclismo (ya no se puede hacer deporte sin pagar el impuesto revolucionario a la federación respectiva).

Por delante y con puntualidad suiza habían salido a las nueve y media Jose Luis González, Antonio Queiruga y José “el Maño”. El resto salimos diez minutos más tarde. Poco después de rebasar la rotonda del INTA nos adelantó un grupo del CC Vicalvaro. Ante la pasividad de nuestro grupo y con intención de incitar a los míos a seguirles me puse a rueda del último de dicho grupo. Éste, al notar mi presencia tras su rueda trasera, puso cierta cara de “mosqueo”. El jodio de él no quiso o no pudo aguantar el ritmo de su grupeta y se descolgó con otros tres más. Yo dude si tirar por el grupo delantero de los vicalvareños o quedarme con estos “paquetes”. Finalmente decidí no tirar para delante para no distanciarme innecesariamente de los mios, los cuales un kilómetro después adelantaba a estos y yo me acogí nuevamente al grupo. Poco después descendimos a Ajalvir donde se produjo un parón en ritmo. En la salida de Ajalvir me puse a un ritmo más vivo y cuando miré para atrás iba yo solo camino de Cobeña. Llegado a la cima que separa las localidades de Ajalvir y Cobeña comencé en solitario este descenso. Pasé junto a un bache que tenía la calzada escandaloso y peligroso, pues a la velocidad que se pasa por ahí puede provocar caidas. Para mayor escarnio, están de obras en el cruce (stop) de Cobeña con la carretera de Daganzo, con su correspondiente bacheado y peligro. Poco después entramos en la travesía del pueblo de Cobeña, famosa por su adoquinado asqueroso y odioso que obliga a circular por lugares reservados solo a peatones, es decir, la acera. Parece mentira que los ayuntamientos se gasten el dinero en arruinar una calle en vez de hacerla más confortable para el ciclista y para el turismo. Además ese adoquinado provoca más contaminación acústica que el pavimento raso.
En fin, continuando con la narración de mi etapa diré que en la subida de la travesía de Cobeña me alcanzaron los gallos Dani Sedano y Emilio. Al culminar este repecho adelantamos a los que hasta entonces eran cabeza de carrera, José Luis González, Antonio Queiruga y José “el Maño”. Me estaba calentando en demasía pues desde Ajalvir iba tirando fuerte, subí la rampa de Cobeña y de camino a Algete seguí tirando con la compañía de los gallos y de José-Luis. Tras frenar en la entrada a la rotonda de Algete y comenzar a subir el repecho posterior, miré el pulsómetro y marcaba 222 pulsaciones por minuto. Ya me notaba yo fastidiado pero desconocía que mi corazón pudiera latir tan rápido a mis años. Lo cierto es que ya no estaba para muchos trotes y es que las globeradas se pagan. Todavía fuimos escapados hasta el final del pueblo de Fuente el Saz y finalmente nos cogió el grupo o gran pelotón. Una vez en grupo, y sin subir el ritmo de carrera poco a poco me fui descolgando. El pulsómetro no bajaba de las 185 pulsaciones, lo cual ya me preocupaba pues no podía seguir a nadie pero tampoco me notaba con la respiración muy acelerada.
Subía hacia la urbanización El Coto y yo era el último con mucha distancia frente a los primeros. Solo podía alcanzar con la vista a Miguel y Francisco Morante, los cuales me sacaban unos doscientos metros.
Al llegar a la cafetería en la que habitualmente paramos en esta pueblo estaban estacionando sus bicis, Miguel, Morante y José-Luis, el cual, viejo zorro me indicó que yo había gastado mucha energía desde Cobeña a Fuente el Saz. Agradecí la lección pero no era la primera vez que me pasaba y creo que no será la última.
Cuando pedía mi café con leche los gallos terminaban el suyo.
Tras la vitualla salimos agrupados a la carretera de Guadalajara yendo todos formando un solo cuerpo, “el pelotón”. Sin embargo la bajada de la Urbanización Las Castillas y el cruce a la derecha para ir a Ribatejada provocó cierta excitación en el grupo, y se produjo una fuerte aceleración en el ritmo. Yo iba en la parte trasera hablando con Angel Pinarello y Nico. A pesar de que preveíamos el acelerón nos costó seguir el ritmo. En la travesía de Ribatejada el grupo ya iba muy estirado y en la salida del pueblo todos adelantaban a gran velocidad a nuestro compañero Andrés, el de Riaza. Yo que iba tras Angel y Nico sobrepasé igualmente a Andrés pero pocos segundos después se despertó en mi memoria la salida del domingo 17 de enero de 2011 en que cogí en esa misma carretera una pájara importante y fue Andrés y otro los que me “socorrieron” ofreciéndome bebida isotónica y plátano para poder llegar a Torrejón. Así que dejé de dar pedales y cuando Andrés me alcanzó le pregunté que qué tal iba. Me dijo que bien pero que los “campeones” iban muy rápidos. Así que se puso a mi rueda y a un ritmo de unos 35 a 38 km/h fuimos por esa carretera en la que nos daba el viento a favor. Por delante también se descolgaron y nos esperaron Martín y Francisco Morante. De este modo, fuimos los cuatro a nuestro buen ritmo hasta Daganzo de Arriba. Digo buen ritmo porque les obligué a que me siguieran pues tuve que subir la velocidad con el fin de que tres ciclistas de bici de montaña que se nos acercaban por detrás, lo cual resultaba un poco humillante. Finalmente y con el ritmo marcado hubieron de desistir de su propósito. De Daganzo pasamos a la carretera de Alcalá y sin pasar por ninguna calle de la ciudad complutense enlazamos con la carretera M-100 (entre cambios de carriles e incorporaciones) y llegamos a Torrejón de Ardoz, con algo menos de tres horas de tiempo sobre la bici.

Torrejón de Ardoz, el mismo día 9 de octubre de 2011 a las dieciséis horas y cuarenta y dos minutos.
Fdo: Oscar Barbado

 

 
¡Que bien sienta un buen plato de cocido
después de una dura etapa! .


No hay comentarios:

Publicar un comentario