lunes, 27 de junio de 2011

SALIDA DEL DOMINGO, 26 DE JUNIO DE 2011



Tras quince días sin montar, me levanto a las seis de la mañana como consecuencia del llanto de mi niña, que se queja de los calores de la noche de verano. Desayuno y me visto para ir en busca de la bici. El primer contratiempo viene al abrocharme la riñonera porque el cierre se rompe. Así que dejo la mitad de las cosas en casa (libreta, lápiz) y me llevo una cámara y desmontables. El segundo contratiempo viene en la gasolinera del “Gordillo” en la Avenida de Castilla de San Fernando. Al hinchar la rueda trasera, la válvula se rompe y el aire que coge lo vuelve a soltar. Allí tuve que desmontar la rueda trasera y cambiar la cámara. Así que hube de regresar por otra cámara.
Por estos motivos, llegué tarde a la salida y enlacé con la grupeta en la carretera de Alcalá. No pude saludar a la mayoría de los compañeros y finalmente fui a cola de grupo hablando con Millán y acabamos descolgados antes de llegar a Valdeavero. Millán fue agredido por una avispa que le picó en el labio inferior y se le hinchó como una morcilla.
Por este motivo decidimos recortar la ruta y atajar por la carretera que va a Villanueva de la Torre, donde hay una subida interesante. Fuimos Millán, José-Luis González, Maño, Queiruga y Juan. Destacaré la travesía de Villanueva de la Torre que tiene en mitad de la calle un “vierte-aguas” longitudinal que, de caer la bici en medio, puede implicar una caída segura.
Fuimos con marcha pausada. Pasado Chiloeches y en mitad de la subida paramos en una fuente que hay en el margen izquierdo de la carretera para refrescarnos y calmar la sed.
En El Pozo de Guadalajara paramos a tomar café.
A la salida de El Pozo reventé la rueda delantera antes de llegar a la rotonda de la gasolinera de dicha población con uno de los clavos que están al aire en la travesía y que deberían estar tapados por esos artilugios que sirven para frenar la velocidad de los coches en forma de ligeros badenes. Sonó como la explosión de un petardo y se salió la cubierta de la rueda. Maño se puso manos a la obra y con Seve se resolvió el asunto en unos cinco minutos. Para abundar en los contratiempos, con motivo del reventón se perdió el imán que va pegado a un radio de la rueda para pasar ante el sensor del cuentakilómetros, por lo que me quedé sin velocímetros y por tanto sin poder realizar mi humilde estadística sobre velocidad media parcial y total.
Pero lo más grave estaba por venir. Tras superar la población de Pezuela de las Torres y de camino a Corpa, iba ya encabezando el grupo. Vi dos piedras gordas cerca del arcén y con mi mano derecha hice un gesto para indicar que lo que me seguían se desviasen hacia el centro de la carretera para no colisionar. Pues bien, poco después escuche el ruido de un bici contra el suelo y la voz de otro compañero que decía “¡CAIDA!” Comencé a frenar, con el resto del grupo. Aun no sabía quién era el compañero que había ido al suelo. Finalmente y tras dar la vuelta vi a Seve y a otros ayudando a levantarse a Maño. Presentaba fuertes erosiones en ambos codos y una pierna, así como alguna quemadura en el hombro y al parecer impacto en cabeza salvado por el casco.
Durante unos minutos estuvimos ayudándole a incorporarse y a reponer la bici. Estábamos cerca de Corpa y en la fuente paramos para que se limpiase las heridas y posteriormente pasamos por Torres de la Alameda y regresamos a casa.
Un día caluroso y para olvidar.
Torrejón de Ardoz, a veintisiete de junio de dos mil once.
Perfil de ruta y detalle de la
subida de Chiloeches

lunes, 13 de junio de 2011

SALIDA DEL DOMINGO, 12 DE JUNIO DE 2011

Salida del domingo 12 de junio de 2011 (festividad de la Pascua de Pentecostés).

A pesar de que los primeros días de la semana fueron muy chubascosos, el fin de semana fue de cielo despajado y calor.
Había marcha oficial en Parla, por lo que la salida no tuvo hombres “protour” salvo Vicente, el triatleta.
Antes de las 8:30 horas ya habían partido una avanzadilla compuesta por Martín, Andrés, José-Luis González y Juan.
A las 8:38 horas salimos un grupo de unos diez componentes: (1)Seve, (2)Nico, (3)el otro Jose-Luis, (4)Francisco, (5)Queiruga, (6)Miguel, (7)Vicente, (8)Jesus Talavera (9)Angel y este humilde redactor(10). En la salida de Torrejón nos esperaban (11)Millán y (12)Benito.

La misma curva vista desde el
helicoptero que retransmitía
la etapa.

Curva cerrada a la izquierda

Fuimos calentando piernas hasta Loeches, y nos desviamos a continuación a la izquierda en busca de Pozuelo del Rey, si bien dicha carretera está cortada por obras, por lo que continuamos con dirección a Campo Real. Hasta allí todo era en cuesta arriba muy ligera; circunvalamos dicha localidad y nos dirigimos a Valdilecha. En este tramo tuve un contratiempo. No me entraba el plato pequeño (el tercero) así que tuve que subir algunas cuestas con el plato mediano (42x26). Hasta Valdilecha la carretera va en ligero descenso, hasta llegar a una zona de bajada pronunciada con un curva de herradura muy cerrada (ver fotos). Pasado Tielmes, cruzamos el rio Tajuña y nos desviamos por una carretera mala con destino a Villarejo de Salvanés. Esta carretera tendrá una longitud de unos diez kilómetros y en palabras de nuestro compañero Millán, es una carretera “pestosa”: El firme está en mal estado, es estrecha, es una sucesión de curvas y contracurvas y de sube-y-baja (la alternativa a esta carretera es ir desde Pozuelo del Rey hasta Carabaña). Finalmente salimos a una carretera con mejor firme y allí echamos el guante a Andrés (que salió en grupo más madrugador). En el caso de Villarejo de Salvanés, neutralizamos la escapada de Jose-Luis González (que salió en grupo más madrugador; el resto de madrugadores dio la vuelta antes).
En Villarejo se produjo un corte involuntario por motivo del adelantamiento de un tractor y quedamos por delante José-Luis, Vicente y Nico (que iban un poco más adelantados) y, Millán, Benito, Angel y este servidor. Así atravesamos Bemonte de Tajo y Colmenar de Oreja para finalmente y tras algo más de sesenta kilómetros y dos horas y veinte minutos llegáramos a la parada del día: Chinchón. En la famosa y típica Plaza de esta turística y rural localidad madrileña nos tomamos la coca-cola, y nos hicimos la pertinente fotografía para ilustrar esta crónica.
En esta parada Angel sacó su mini-caja de herramientas y me ayudó a solventar el problema del cambio del plato pequeño, que quedó subsanado y pude utilizarlo de inmediato para salir de esta población que tiene unas cuestas muy pronunciadas.
Continuamos con destino a Valdelaguna, desde allí hacia Valdeperales. La carretera era llana picando para abajo y por un tramo de carretera nueva en bajada nos dejamos llevar alcanzando la velocidad máxima del día, 76 km/h. Se trata de un tramo de carretera con buen firme y con curvas abiertas que dejan ver el final. Además en la parte de baja la carretera sigue siendo de curvas abiertas por lo que apenas hay que tocar el freno. Tras cruzar el río Tajuña, Vicente nos pidió a Nico y a mí que pusiéramos ritmo fuerte porque estaba próxima la subida más dura del día y quería un poco de alegría. Así que pusimos ritmo y en las primeras rampas Vicente comenzó su ascensión, seguido por Nico y los demás fueron poco a poco adelantándome en una subida un tanto dura. Una vez culminada la ascensión algunos dieron vueltas a una rotonda para esperar a los compañeros y pocos minutos después ya estábamos todos reagrupados.
En Campo Real me equivoqué de carretera, y con Jose-Luis pasamos por el casco urbano y ganamos unos metros al grupo. Por detrás nos cogió en la bajada a Loeches Vicente. Poco después enlazaron por detrás unos pocos más y finalmente llegamos a Torrejón sin más pena ni gloria. Con la alegría de haber realizado la ruta sin accidentes ni averias, termino de redactar esta crónica el mismo día 12 de junio de 2011 a las veintidós horas y quince minutos, con un ligero dolor en el tendón de Aquiles de la pierna izquierda.
Perfil de la ruta, siendo la parte
superior más detallada respecto
de la altimetría.
Fdo: Oscar Barbado





domingo, 5 de junio de 2011

SALIDA DEL DOMINGO 5 DE JUNIO DE 2011.

Salida del domingo 5 de junio de 2011 (festividad de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los cielos).

Desde el miércoles 1 de junio permanecí muy atento al pronóstico del tiempo puesto que se anunciaba que la península estaría bajo la borrasca. Se preveía lluvia para el sábado por la tarde pero a pesar de las nubes no cayó gota de agua. Así que para el domingo, que también se preveían lluvias para por la tarde estuve expectante hasta el amanecer de ese día.
A las 7:30 horas lo cierto es que el cielo estaba despejado por lo que desayuné y me dirigí a recoger la bici.
A las 8:30 horas estábamos en la salida del velódromo un grupo reducido de unos quince miembros en el que no estaban los gallos puesto que estaban en Burgos corriendo la marcha de la federación. Nos juntamos los siguientes compañeros:  (1)Juan, (2)Martín, (3)Millán, (4)Nico, (5)el Maño, (6)Jose-Luis González, (7)José-Luis (el otro), (8)Seve, Andrés, (9)Francisco, (10)Rafa, (11)Queiruga, (12) Miguel, dos jóvenes compañeros que corren con licencia master y cuyos nombres desconozco en este momento y este humilde redactor.
Dado que el grupo era reducido, no había plan de hacer un grupo de rápidos puesto que entonces la disgregación habitual en este día sería muy alta. Así que salimos camino de Ajalvir en plan de calentar músculos, hablar de las últimas novedades de la semana e ir cubriendo kilómetros. Solo en las cuestas se podían ver el estiramiento y ruptura del grupo que pocos hectómetros después se reagrupaba.
No quisiera enzarzarme con el Sr. Alcalde y resto de la corporación municipal de Cobeña, pero cada vez que pasamos por esa travesía que han puesto en Cobeña me pongo de mal humor. ¡Vaya puta mierda de travesía! El adoquinado es tan malo en ese pueblo que decidí imitar lo que hizo otro compañero, es decir, ir en la bici por la acera durante toda la travesía. Sé que es una infracción puesto que está prohibido ir montado en bici sobre la acera pero no queda otra opción ante la cabronada que supone ese solado cuyas consecuencias son la vibración y martillamiento en que se ha convertido la travesía de Cobeña. Evidentemente no había transeúntes por dichas aceras, así que al ver que quien me precedía, Millán, optó por dicha solución, le seguí, y que fuera lo que Dios quisiera. El Alcalde y la corporación municipal de Cobeña se han cubierto de gloria. Tuvieron la carretera cortada más de dos meses y cuando la abren dejan una carretera que a los coches (con buenas suspensión) el adoquinado no les obliga a bajar la velocidad por ese tramo y por otro lado los ciclistas debemos utilizar la acera porque el adoquinado nos rompe los radios de las ruedas, el cuadro, los brazos y el culo.

Pasada la rotonda de Algete hubimos de parar puesto que Martín tenía problemas con el cambio. Al parecer la cadena se le salía al cambiar de plato. Reanudada la marcha pasamos por Fuente el Saz, Valdetorres y Talamanca de Jarama, dicha carretera está muy dañada en toda la zona próxima al arcén y es necesaria su reparación, por lo que desde estas líneas le pedimos al organismo competente (supongo que será la Comunidad de Madrid), que ponga presupuesto y manos a la obra.
Al llegar a Talamanca de Jarama nos desviamos a la derecha para, tras subir un repecho duro, y hacer un “stop” en un cruce con cierto peligro, tomar la carretera de Valdepielagos. Allí Rafa y Queiruga se desviaron para El Casar.
Desde el cruce de Talamanca y hasta ese pueblo  (Valdepielagos) la pendiente es muy baja, sin embargo poco después la carretera empieza a empinarse y los seis kilómetros desde Valdepielagos hasta el Cubillo de Uceda se hacen duros y en algún tramo muy difíciles. Hay algún repecho con desniveles del 10% (o más según algunos) y hube de “meter toda la tranca”, es decir, el tercer plato (30 dientes) con el último piñón (no sé cuantos dientes, supongo que 25 o 26 dientes). Pues, con todo y con eso, yo iba haciendo “eses” y viendo como Millán se me iba poco a poco.
Un par de kilómetros antes de llegar a El Cubillo la carretera de vuelve llana. Estamos sobre una meseta cerca de los mil metros de altitud donde todo lo que está a los márgenes de la carretera son tierras de labor sembradas de cereal secano (cebada posiblemente) que no levantaba más de un metro del suelo a pesar de estar ya en junio. Un par explotación agrarias completan dicho paisaje del altiplano de esta zona de la provincia de Guadalajara. Finalmente llegamos a El Cubillo de Uceda donde tomamos el café en el “bar el Stop” sito en la “Puerta del Sol”. Allí había otro grupo de cicloturistas de un club de Guadalajara. En ese lugar llevábamos cubiertos cuarenta y nueve kilómetros desde la salida.
Tras el café reanudamos la marcha con rumbo a Viñuelas, y después pasamos por Valdenuño Fernandez con una cuesta abajo y repecho, donde aprovechamos para hacer alguna serie en las subidas. Después, reagrupado el grupo nos dirigimos a El Casar de Talamanca. Tras el “stop” giramos a la izquierda hasta la urbanización “Las Castillas” y giro a la derecha en busca de Ribatejada. En esta zona la velocidad media subió un poco y tras la urbanización de Serracines comenzó la zona de toboganes hasta llegar a Daganzo. En Daganzo el grupo sí se rompió por los acelerones y repecho que va desde el Cuartelillo hasta la Rotonda de Ajalvir. Por detrás quedaron tres o cuatro compañeros y delante quedamos el resto.
En el repecho del polígono industrial de Ajalvir (a siete kilómetros de meta) traté de sorprender a mis compañeros al estilo Cancellara, pero antes de culminar la rampa (que subía con plato mediano) me quedé sin resuello y Jose-Luis González primero, y después el resto me pasaron en la cumbre (todos con plato grande), con lo cual mis posibilidades se vieron anuladas.
Así llegamos finalmente a Torrejón, donde habíamos hecho los ciento cuatro kilómetros en casi cuatro horas, por lo que la media fue aproximadamente de 25 km/h, paupérrimo.
Torrejón de Ardoz, a cinco de junio de dos mil once, siendo las veinte horas y cuarenta y ocho minutos.
Fdo: Oscar Barbado