Lo más destacable de este día fue la caída sufrida a falta de veinte kilómetros de la llegada. Tras el cierre del video he conocido que uno de los accidentados sufre rotura de maxilar y rotura del hueso del codo. Otro padece rotura de omóplato. Les deseo una rápida y total recuperación.
Por otro lado se tratarán asuntos de actualidad.
VIDEO RESUMEN.
FOTOS E IMÁGENES DE LA JORNADA.
Por su interés transcribo el siguiente artículo de prensa.
FALACIAS HISTÓRICAS SOBRE EL VALLE
¿Hubo decenas de miles de presos trabajando en el Valle
de los Caídos?
Como en tantas cosas, la historia oficial sobre el Valle está
llena de mentiras que distorsionan la percepción, ya de por sí compleja, que
tenemos de él.
C.JORDÁ/P.LINARES |
2010-12-20
Por suerte o
por desgracia el Valle
de los Caídos no va a dejar nunca de ser parte de nuestra
historia, como tampoco parece que vaya a dejar, al menos por ahora, de ser un
lugar controvertido. Sin ir más lejos, este fin de semana hemos vivido un nuevo
capítulo en la aventura de este monumento, cerrado para los turistas por
órdenes del Ministerio de la Presidencia por razones que cada vez resulta más
difícil explicar pero más fáciles de entender.
Sin embargo,
más allá de los sentimientos que el lugar despierte en cada uno de nosotros,
hay verdades históricas sobre el monumento que están llegando a la sociedad de
forma completamente distorsionada, cuando no interesadamente falseadas.
Libertad Digital ha
tenido acceso a la más que abundante documentación que ha reunido la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC)
y con la colaboración de su presidente, Pablo Linares, vamos a tratar de desentrañar
qué hay de cierto en alguno de los mitos que rodean a este lugar o, mejor
dicho, el tamaño de las mentiras que se nos cuentan y que, por desgracia, la
mayor parte de la gente tiene por verdades ciertas.
¿Hubo
decenas miles de presos en trabajos forzados?
La primera
gran mentira alrededor del Valle que se nos ha contado es que la monumental
obra se debe al esfuerzo de gigantescos batallones de presos políticos que
realizaron trabajos forzados en el lugar.
Una cifra
habitual de prisioneros de la que se habla es de unos 20.000, y en boca de
tertulianos poco amigos de la verdad pueden llegar a oírse números tan
disparatados como la de 200.000 presos políticos trabajando en el monumento.
La realidad
es muy distinta: en primer lugar en
el Valle de los Caídos trabajaron tanto presos como obreros libres,
compartiendo condiciones de trabajo muy similares, aunque por motivos obvios
las labores que realizan unos y otros eran diferentes: los prisioneros solían
estar dedicados a tareas que requerían un nivel menor de especialización y, por
tanto, más duras.
Y, en
segundo lugar, la cifra de presos que pasaron por el Valle es mucho más baja de
lo que se cree: en los ocho años en los que hubo reclusos trabajando en el
lugar (la construcción se prolongó durante 19) apenas 2.000 presidiarios pasaron por el
lugar.
Esta cifra surge de los análisis y los recuentos realizados por
la ADVC a partir de los listados de obreros, con nombres y apellidos, que las
empresas pasaban a la Comisión de Obras para calcular las raciones de comida
que ésta debía suministrarles. Aquí podemos ver un extracto de uno de esos listados.
Quizá
todavía resulte más llamativo saber que sólo había varios cientos de ellos
trabajando de forma simultánea en el monumento: el año en el que más presos
participaron en la construcción fue 1948 y la cifra era de 770.
De hecho, mientras que algunas fuentes como el libro Esclavos por la Patria de Isaías Lafuente habla
de 20.000 presos políticos implicados en la construcción del Valle, la realidad
es que esa cifra no se
alcanzó ni siquiera sumando todos los que participaron en ella:
obreros libres, presos políticos y presos comunes.
Presos
políticos sí, pero también comunes
Otra mentira
habitual es considerar que todos los presos que trabajaron en el Valle estaban
en la cárcel por delitos políticos. La realidad es que había tanto presos políticos como
comunes, e incluso es muy difícil aventurar cuál era el
porcentaje de unos y otros, ya que para ubicarlos en uno de los dos colectivos
hay que repasar los expedientes judiciales de cada caso de forma
individualizada.
Y esto,
teniendo en cuenta de que se trata de 2.000 expedientes es "una tarea de
órdago" según Pablo Linares, que está ya realizándola y que espera poder
completar en los próximos meses.
Eso sí, en ningún caso estamos negando que en la construcción
del Valle participaron presos políticos, de hecho hay incluso anécdotas como el
hecho de que uno de ellos era Juan
Tellerías de Buroaga, sobrino de Juan de Tellería, uno de los autores del Cara al sol.
¿Y las
condiciones de trabajo?
Por
supuesto, trabajar en el Valle de los Caídos no era estar en un resort
vacacional en el Caribe, pero quizá tampoco era el infierno del que se nos
habla. De hecho, presos de toda España solicitaban por los más variados
conductos ser
trasladados al Valle. No pocos de ellos pedían por carta, por
ejemplo, que su familia convenciese al alcalde o al párroco del pueblo para que
intercediese por ellos; todavía hoy se conservan varias de estas cartas.
Había varias
razones pero la principal de ellas era que trabajar en el Valle daba la posibilidad de redimir condenas de
una forma excepcionalmente rápida: según el comportamiento del recluso, la
tarea realizada y el delito por el que hubiese sido condenado, se podían
redimir hasta 6 días de
condena por cada día trabajado, aunque lo más habitual eran
redenciones de dos (lo marcado por la ley como estándar) o de tres días.
Por otro
lado, según algunos testimonios como el de Miguel Rodríguez Gutiérrez, el último preso
que trabajó en el Valle y que escribió sus memorias, el régimen alimenticio era sustancialmente
mejor que el habitual en las cárceles españolas, entre
otras razones porque el primer arquitecto del conjunto, Pedro Muguruza, lo había
establecido así para que los trabajadores pudiesen realizar sin problemas las
duras tareas que se les encomendaban.
Aquí podemos ver unos documentos originales en el que
especifica el régimen alimenticio diseñado
para los obreros que construían el Valle.
Es más, en
estas disposiciones se estipulaban también las raciones que debían percibir las
familias de los presos, a las que se permitía vivir en las cercanías y que
incluso podían pasar temporadas con los condenados.
La situación
de los presos y de los presos políticos es una de las grandes mentiras sobre el
Valle de los Caídos que han triunfado y son hoy en día vox pópuli.
LAS FALACIAS SOBRE EL VALLE (2)
¿Morían en masa los obreros del Valle de
los Caídos?
La
segunda de las grandes mentiras que se nos cuenta sobre el Valle de los Caídos
es que fue una carnicería para los obreros que trabajaban allí.
C.JORDÁ/P.LINARES |
2010-12-21
Por supuesto, el fallecimiento de 15 personas en su trabajo es
una tragedia que no pretendemos menospreciar o minimizar, pero eso no quiere
decir que no deba ponerse en su contexto: el de una obra monumental, con
elementos obvios de riesgo (construcción en altura y, a la vez, subterránea con
excavación en la roca viva), y que se prolongó durante 19 años.
Así hay que poner esta cifra,
que no deja de ser terrible, encima de la mesa y compararla con lo que algunos
no tienen empacho en afirmar: que en la construcción del Valle de los Caídos murieron
hasta 27.000 obreros, todos ellos soldados republicanos presos
obligados a trabajar allí.
Testimonio de primera mano
En esta cifra de fallecimientos coinciden varias fuentes o,
mejor dicho, a ella se llega con diferentes datos y testimonios. El principal
de ellos el del médico Ángel
Lausín, precisamente uno de los presos políticos que trabajó en
el Valle y que se quedó allí una vez expirada su pena: llegó en el año 43 y
estuvo hasta el 62.
El doctor Lausín pasó la guerra en el Cuerpo de Sanidad del
ejército republicano. Al finalizar la contienda fue depurado y encarcelado,
pero por mediación del arquitecto del Valle, Pedro Muguruza, que conocía
su habilidad como médico, fue trasladado a Cuelgamuros.
Como los otros condenados se acogió al régimen de redención de
penas por el trabajo y, como también hicieron otros presos, cuando cumplió su
condena solicitó
quedarse trabajando como obrero libre, solicitud que le fue
concedida. Más tarde, al cesar como médico del Consejo de Obras del Valle de
los Caídos solicitó una plaza en la Seguridad Social que le fue concedida.
Así que Lausín ejerció como médico de los poblados de obreros
que se levantaron junto a la construcción (otro servicio que se ofrecía a los
trabajadores no muy habitual en la España de los 50) y además de atender a los
problemas habituales en un médico de familia se le llamaba cada vez que había
un accidente en la obra.
De hecho, el protocolo de la construcción establecía que, en
cada accidente, lo
primero que había que hacer era avisar al doctor, así como que
en los casos en los que se produjese el fallecimiento el cadáver debía llevarse
a El Escorial, donde le eran practicadas las diligencias post mortem que en
cada caso se estimasen necesarias.
Este protocolo permitió que Lausín llevase en sus notas
profesionales un
detallado recuento de los accidentes que se producían en la obra y,
muy especialmente, de los que tenían como consecuencia fatal una muerte. En
estas notas recogió 14
casos durante toda su estancia en el Valle que,
recordemos, abarcó hasta después del final de las obras.
El 15º caso sería el primero, ya que se trata de un
fallecimiento producido antes de la llegada del doctor Lausín al Valle de los
Caídos y que se recoge en documentos en el archivo del Juzgado de la localidad
de El Escorial.
Algunos casos concretos
En los papeles del doctor Lausín podemos encontrar detalles de
algunos casos concretos que nos dan una idea del tipo de accidente que podía
darse en la obra, como el de un obrero penado de la empresa Sanroman al que le
cayó una roca de grandes dimensiones en la entrada de la cripta.
En otras ocasiones los accidentes tenían que ver con la manipulación de explosivos para
la excavación: vemos el caso de un obrero libre de 21 años al que le explotó un
barreno en los pies en marzo de 1959; o el de otro obrero libre, Manuel Gómez
López, que era de raza gitana y al que le explotaron unos barrenos mientras los
manipulaba, lo que le causó la muerte el 19 de Marzo de 1949.
También había accidentes relacionados con las maquinarias usadas
para la construcción: un obrero preso que trabajaba en la empresa Banús
falleció al golpearse la cabeza con una vagoneta de escombros, otro preso de la
misma empresa cayó entre los engranajes de una excavadora...
Por último, también encontramos accidentes relacionados con el
transporte de personas o de materiales dentro de las obras como el de un obrero
libre que era conductor de camión en la construcción de la carretera al
monumento y que murió al volcar su vehículo y salir despedido de la cabina.
Como se puede ver, estas 15 muertes no se produjeron solo entre
obreros que estuviesen en el Valle redimiendo su pena de cárcel, sino que también afectaron a los trabajadores libres.
Por otro lado, aunque desde
la Asociación para la Defensa del
Valle de los Caídos(ADVC) se han rastreado los datos con
minuciosidad, no es posible descartar que hubiese otros casos de fallecimientos
de obreros que sufriesen accidentes que en un primer momento no resultasen
mortales pero que provocasen el fallecimiento un tiempo después. En cualquier
caso, sí se puede descartar que estos casos supongan un incremento
significativo de la cifra aportada.
Enfermedades laborales
Además de los accidentes otra causa que habría podido causar
muertes entre los obreros del Valle de los Caídos eran las enfermedades
laborales, especialmente las derivadas del trabajo en las excavaciones para
hacer la Basílica, muy parecido al que se realiza en una mina y, por tanto,
posible generador de dolencias graves como la silicosis.
De hecho, hay
documentados cinco fallecimientos por silicosis de obreros
que participaron en la construcción del Valle, pero se da la circunstancia de
que en todos los casos se trataba de trabajadores de zonas mineras que antes y
después de su paso por el monumento ejercieron como mineros, por lo que es
cuanto menos muy aventurado achacar su mal en exclusiva a su paso por
Cuelgamuros.
De hecho, la ADVC ha estudiado exhaustivamente los archivos de
la Clínica de Enfermedades Profesionales del Instituto Nacional de Medicina y
Seguridad del Trabajo, que dependía del Ministerio de Trabajo y agrupaba a los
enfermos de dolencias laborales de carácter grave.
En estos archivos no
se han encontrado personas que fuesen ingresados directamente tras haber
trabajado en el Valle de los Caídos. De nuevo es imposible
aseverar que no haya habido algunos casos más, pero tras la exhaustiva
investigación sí se puede descartar que las cifras sean realmente significativas.
Por otra parte, todos aquellos obreros que sufrían un accidente
que les incapacitaba laboralmente eran
cubiertos automáticamente por la Mutualidad Laboral de la Construcción,
que según la gravedad de sus secuelas les procuraba unos ingresos gracias a las
cotizaciones que habían aportado dentro de esta mutualidad.
De hecho, podemos
ver uno de estos documentos que certificaba la baja de Antonio Clemente, que sufrió un accidente en su vehículo
dentro del recinto del Valle.
Mañana en Libertad
Digital publicaremos el tercer y último artículo de esta
serie en el que trataremos de desentrañar si Franco construyó el Valle de los
Caídos como un monumental mausoleo para sí mismo.
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