Salida del domingo, 17 de julio de 2011 (San Aquilino).
En la cuesta de Ajalvir se produce la ruptura de grupo quedando por detrás. Apreté los dientes junto con Angel “neo-Pinarello” y enganchamos antes de entrar en Ajalvir, pero en la cuesta que va a Cobeña nuevamente se despegaron y no pude cogerles, si bien Angel se exprimió en la travesía de Cobeña (esa calle pavimentada de adoquines que obliga a circular por las aceras).
Quedé, como en tantas ocasiones entre el grupo de cabeza y un grupo más retrasado. Solo Seve me acompañaba. El trayecto de Cobeña a Algete y de Algete a Fuente el Saz lo hicimos los dos con el propósito de alcanzar a este grupo cabecero, pero en Fuente el Saz desistimos. Por delante se descolgó Miguel al que Seve y yo alcanzamos y posteriormente, tras para brevemente en la gasolinera de Fuente el Saz se nos unieron por detrás Francisco Morante, Millán y José-Luis Conde. De este modo, los seis integrantes de este segundo grupo fuimos haciendo camino hacia el Norte y con viento de costado y de frente. Valdetorres y Talamanca fueron los pueblos por los que pasamos y en este tramo quisiera destacar el mal estado del carril derecho, ya que circulábamos por el arcén y por dicho carril dándonos relevos. El momento de dar el relevo era ciertamente muy incómodo como consecuencia de pasar por el carril derecho a tomar la cabeza del grupo entre cantidad de saltos y baches que tiene dicho carril hasta llegar a Talamanca de Jarama.
Llegados al cruce de la carretera de Torrelaguna a Guadalajara con sentido Norte aflojamos la marcha y aprovechamos para beber e ingerir algún sólido dulce. Dos kilómetros después, aproximadamente, nos desviamos a la izquierda en un cruce que indica El Espartal. Allí se inicia una subida de unos seis kilómetros que da la sensación de ser muy dura. Miguel, a lomos de la Pinarello Dogma comenzó a irse lentamente y yo, con toda la tranca metida (30 x 25) llegaba a mi umbral anaeróbico (182 pulsaciones por minuto). En El Vellón paramos a tomar una coca-cola en el bar de la plaza de la iglesia.
Tras el café y aunque salimos todos a la vez, el grupo de “pro-tour” se escapó en la bajada hacia Torrelaguna. Se trata de una carretera con buen firme y buen visibilidad, si bien la pendiente hace tener sensación de que la bici se embala demasiado y por otra parte un curvas muy cerradas que conviene tomarlas frenado. Desde El Vellón a Torrelaguna hay aproximadamente once kilómetros y solo los dos o tres últimos son llanos. A continuación, los que quedábamos por detrás, Seve, Jose-Luis Conde, David Núñez, Francisco Morante, Miguel y este escribiente, tomamos un cruce hacia la derecha para incorporarnos a la carretera de Guadalajara con destino a El Casar de Talamanca. Fue en este tramo donde desarrollé las velocidades más altas propiciada por la fuerza de mis pedaladas. Teníamos viento a favor en ese momento y hubo momentos de ir a 45 Km/h sin forzar la marcha. En los primeros repechos unos kilómetros antes de llegar a El Casar, David Nuñez y Miguel se fueron por delante y yo quedé descolgado. Estaba los suficientemente cerca para ver como David Núñez ponía una marcha que tampoco pudo aguantar Miguel, yéndose el primero en solitario hacia Torrejón sin esperar reagrupamiento. En El Casar, tras coronar, di alcance a Miguel, que aflojó para esperar y fuimos sin poner ritmo de marcha hasta Ribatejada. Pasada esta localidad nos dieron alcance Seve, Francisco y José-Luis. Así, los cinco hicimos el trayecto que faltaba, es decir, Serracines, Fresno de Torote, Daganzo y Torrejón de Ardoz. En Daganzo paramos a llenar el bidón de agua.
Torrejón de Ardoz, a diecisiete de julio de dos mil once.
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