Publicaciones de las vivencias de un globero bloguero, hombre (es decir, XY) blanco, heterosexual, católico, donante de sangre y aficionado a montar en bici.
VIDEO.
Minuto 1:00 mapa y recorrido.
Minuto 3:14 tramo de Loeches a Arganda.
Minuto 5:03 subida de la Cuesta de la Radio. Seve se agarró al tractor para subir más cómodo.
Minuto 13:06 Perales de Tajuña y subida a la Cuesta de las Cabras.
Minuto 26:23 Tramo desde las Cabras a Arganda.
Minuto 34:06 bajada de Campo Real a Loeches.
Minuto 41:08 entrada a Torrejón.
Minuto 45:48 Mapas, planos y fotos de la jornada.
AUDIO.
Minuto 1:00 crónica de la salida.
Minuto 10:50 "La vuelta ciclista a tu casa". Parodia del Grupo Risa que imita entre otros a al gran José María García, al gran Javier Ares, Manolo Saiz y alguno más.
Minuto 36:12 Alfonso Blanco nos cuenta la vida y obra del Junco de Berriz, Marino Lejarreta.
Minuto 46:00 cierre.
MAPAS E IMÁGENES.
Antes de la salida.
El desayuno en Morata
El obsequio al que llegó el último a la cima de la Cuesta de las Cabras.
La imprudencia de otro ciclista en un stop a la salida de Campo Real.
En esta página del cuaderno de Oscar Barbado inserto un vídeo con la crónica de la salida del domingo 23 de agosto de 2020.
Poco destacable, salvo mi lamentable estado de forma física para hacer recorridos exigentes.
Comentaré la situación difícil que están pasando las poblaciones segovianas de Cantalejo y Carrascal del Río por motivo del "aislamiento", situación que ya han pasado hace poco las cercanas poblaciones vallisoletanas de Iscar y Pedrajas de San Esteban o la cercana población burgalesa de Aranda de Duero.
VIDEO DE LA JORNADA.
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Mapas, perfiles, e imágenes.
ABC:
El miedo vacía Cantalejo y Carrascal del Río (Segovia) en su primer día aislados
Tienen una tasa de 61,18 positivos por cada 10.000 tarjetas y 59 casos confirmados por PCR
La Junta de Castilla y León anunció este viernes la orden de aislamiento para ambos municipios, que ha entrado en vigencia desde este sábado por un periodo de 14 días, mientras espera la ratificación judicial, sobre la que un magistrado deberá pronunciarse en las próximas horas.Cantalejo y Carrascal del Río (Segovia) han iniciado este sábado su nueva condición de municipios aislados a causa de la Covid-19 con sus calles tan vacías como en la época del estado de alarma y un gran preocupación por el comercio local y la hostelería de la zona.
Esta medida busca frenar la propagación del virus en la Zona Básica de Salud de Cantalejo, donde hay una tasa de 61,18 positivos por cada 10.000 tarjetas y 59 casos confirmados por PCR.
La principal novedad que introduce esta orden es la restricción de la libre entrada y salida de personas a los municipios salvo excepciones justificadas como ir a trabajar, cuidar a personas dependientes u otras necesidades de fuerza mayor.
Sí está permitida la libre circulación de personas residentes dentro de los municipios afectados pero, en la práctica, la medida ha significado el confinamiento total de los vecinos, que recuerda a los peores momentos de la pandemia.
Las calles permanecían este sábado completamente vacías en Cantalejo, localidad de 3.500 habitantes censados y unos 2.000 más en época estival, con la salvedad de algunos vecinos que caminaban con el periódico en el regazo y que las terrazas de los bares, aunque vacías, estaban puestas.
«Está la gente atemorizada», relata en una entrevista con Efe Ángel Sacristán, quien regenta un estanco en la Plaza del Ayuntamiento y asegura que «no es nada normal» que el pueblo esté desierto un sábado por la mañana: «La gente tiene mucho miedo», afirma.
A este vecino le preocupa especialmente los efectos que este aislamiento tendrá en el comercio local, ya que, según asegura, todos los pequeños pueblos de alrededor acostumbran a hacer la compra en Cantalejo: "Mi temor es más económico que de contagio; el que no se muera de coronavirus, se va a morir del asco", lamenta.
La misma preocupación pesa desde este sábado en la menta de Eulogio Samaniego, propietario del bar El Casino, en la misma Plaza, para quien la noticia del aislamiento ha caído como una losa encima de su negocio: «Ya estaba la cosa floja y ahora, con esto, apaga y vámonos», asegura.
Su bar comenzaba «a ver la luz» tras la paralización del estado de alarma «muy despacio» y este sábado ha decidido abrir para probar pero, después de que no haya entrado ningún cliente en toda la mañana, probablemente cerrará las dos semanas: «Y estoy pensando en dejarlo del todo en octubre».
En los accesos al pueblo, agentes de la Guardia Civil han estado rotando desde primera hora de la mañana para controlar el paso de cada vehículo, a cuyos conductores se les ha preguntado por su origen y destino e informado de las nuevas circunstancias.
Según ha informado uno de estos agentes a Efe, se trata básicamente de una labor informativa y durante toda la mañana no se ha propuesto ninguna sanción.
Han percibido un nivel muy alto de desinformación entre los vecinos de otros pueblos que tratan de acceder a este para realizar sus compras, ya que la medida fue anunciada en la tarde del viernes y ha entrado en vigor este sábado, y estos se les pide que no se queden en el pueblo, sino que continúen de paso.
Además de esta restricción de entrada y salida al municipio, la orden también establece la suspensión de las visitas a las residencias de ancianos y la limitación de las reuniones de cualquier tipo a un máximo de diez personas.
A unos 15 kilómetros, está Carrascal del Río, municipio en el que la nueva orden no ha supuesto apenas diferencia, puesto que sus vecinos ya llevaban ocho días confinados voluntariamente tras detectar una alta incidencia del virus.
Su alcaldesa, Henar de Pablo, asegura que en este pueblo, de 150 habitantes censados que llega a 450 en verano, ya se pusieron «las pilas» mucho antes: «Es lo que debería haber hecho la Junta, no tomar las medidas cuando ya está todo descontrolado».
En esta localidad hay declarados tres brotes activos, que suman dieciocho casos positivos de coronavirus, pero el Ayuntamiento ha contabilizado más de cuarenta con los datos aportados por los propios vecinos.
Hasta hoy, todos eran casos leves y asintomáticos, y los afectados permanecían en aislamiento domiciliario, pero entre el viernes y el sábado la alcaldesa ha tenido conocimiento de que ya hay tres personas de más de 70 años ingresadas en el hospital con neumonía.
La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Segovia ha ratificado las órdenes de la Junta de Castilla y León que establecen el confinamiento de las localidades de Cantalejo y Carrascal del Río durante dos semanas. El auto judicial se ha emitido esta mañana, después de que la decisión sobre la medida adoptada este viernes por la Consejería de Sanidad para evitar la expansión descontrolada de los casos positivos de coronavirus en estos municipios, pertenecientes a la zona básica de salud de Cantalejo, quedara pospuesta porque la Fiscalía había pedido información complementaria sobre la situación en la que se encuentran ambos pueblos.
Los datos facilitados por la Junta a requerimiento del Ministerio Público, consistían fundamentalmente en cuestiones de carácter técnico y que se refieren a la cantidad de positivos confirmados, la cifra de pruebas de detección molecular que se han realizado y otros aspectos vinculados al ámbito epidemiológico y sanitario.
En total, si se suman los censos oficiales de Cantalejo (3.523 habitantes) y de Carrascal del Río (147) y se añade la población flotante de desplazados con y sin cartilla sanitaria, son cerca de 10.000 personas las afectadas por las órdenes de la Junta.
La marcha de veraneantes
Ajenas a la espera de la decisión judicial, los vecinos empezaban a descontar las primeras horas del confinamiento. «Un sábado normal está lleno, pero hoy está muerto». Teresa y Mari Carmen paseaban tranquilas, a más de un metro de distancia una de la otra. Van hablando de sus cosas a través de las mascarillas. Han transcurrido las primeras doce horas desde la publicación oficial en el Bocyl. Todos, los muy pocos que al mediodía transitaban por las calles del corazón urbano de Cantalejo van con los tapabocas puestos, como manda la norma «Ahora sí», pensaban las vecinas en voz alta para acto seguido lamentarse de que «por unos pocos tengamos que pagar los demás». Una de ellas recuerda las aglomeraciones que hasta hace poco juntaban en terrazas de bares a decenas de personas en torno al buen yantar y beber que dan fama a estos lares segovianos. Llegaba un momento en el que las distancias se difuminaban y las mascarillas se quitaban, relata en tono crítico.
Terraza de un bar vacía y apenas se ven peatones en una calle de Cantalejo a la hora del aperitivo. / ÓSCAR COSTA
Ambas aseguran que el confinamiento no les va a cambiar la vida. Salen a comprar por la mañana con las medidas de protección conocidas desde que estallara la crisis sanitaria, y por las tardes no suelen perdonar un paseo guardando la distancia recomendada entre personas. «No hay que tener miedo si se cumplen las medidas de seguridad», inciden.
Tiembla el comercio local
Pero las restricciones que implica la orden sí que han trastocado la vida cotidiana de Cantalejo. Para empezar, muchos veraneantes se han ido. La aplicación del aislamiento ha hecho mella en la actividad comercial y en la hostelería. Tiendas de alimentación con apenas clientes y bares con 'parroquianos' locales y las mesas y sillas vacías. Y es que la ciudad briquera atrae cada día también a cientos de vecinos de la comarca que acuden a ella a hacer sus compras. El comercio local teme la repercusión del aislamiento.
Sergio y su hijo recogen los bártulos de un camping tras conocer el confinamiento de Cantalejo. / ÓSCAR COSTA
El confinamiento también limita la movilidad. Los cinco accesos a Cantalejo están desde ayer controlados por la Guardia Civil. Las patrullas situadas en las entradas y salidas dan el alto a cada vehículo, preguntan de dónde vienen, dónde viven y a dónde van. Piden la documentación que justifique el desplazamiento y requieren el DNI, que en el revés del documento revela el lugar de residencia.
Durante catorce días, los cantalejanos solo pueden salir del término municipal por razones de trabajo y con la autorización pertinente que lo acredite; por motivos de asistencia sanitaria, de atención a menores, mayores o personas discapacitadas o dependientes, o por causas de fuerza mayor. La Guardia Civil también avisa a los 'forasteros' con intención de hacer estancia en el municipio. «Si se queda es posible que se tenga quedar dos semanas», advierte un agente a un conductor que viaja con familia, que una vez informado da media vuelta. Y como él, varios que ignoraban las nuevas condiciones impuestas por la orden.
La mayoría huía de Madrid para pasar el sábado y el domingo en este paraje cercano a las Hoces del Duratón, uno de los principales reclamos turísticos naturales que brinda la provincia. En Cantalejo y en otros municipios de los alrededores abundan los negocios que viven de estos visitantes, desde alojamientos rurales hasta empresas dedicadas a actividades de ocio, sendas, rutas o paseos en canoa por el Duratón, por ejemplo. El confinamiento les ha chafado el plan a los turistas, y a las tiendas, bares, restaurantes y establecimientos turísticos les ha descuadrado las cuentas de un verano que ya venía torcido por el coronavirus. Ahora, la marcha de los que ya estaban y las reservas anuladas de los que tenían previsto llegar hace que los negocios asuman unas nuevas pérdidas.
Cancelaciones
Gonzalo Gorría es copropietario de Naturaltur, una empresa que gestiona un camping con bungalows y zona de acampada en Cantalejo, paralelo a la CL-603, y que también ofrece paquetes de rutas y ocio de aventura para grupos por el Parque Natural de las Hoces del Duratón. «Hemos estando avisando a los clientes que están y a los que habían hecho reservas sobre la situación de los catorce días de confinamiento», apuntaba. De los que tenían que llegar, «el 99% está cancelando», se lamenta.
En su caso, el negocio cuenta con un centro en San Miguel de Bernuy donde quedan con los grupos que se apuntan a los recorridos por la parte septentrional de las hoces. «Ahí no estamos dentro de Cantalejo», precisa el empresario, por lo que asegura que esta actividad va a seguir vigente.
Harina de otro costal son las estancias. «La mayoría se está yendo porque si tienen previsto visitar las Hoces luego no van a poder volver a Cantalejo, así que estamos tramitando las devoluciones». Sergio es uno de los que al mediodía de ayer recogía los bártulos. Junto a su mujer y su hijo habían planeado un fin de semana en plena naturaleza; pero el confinamiento les ha cogido por sorpresa. «Ya ayer [por el viernes] cuando fuimos a comprar nos dijeron que no sabían si iban a cerrar el pueblo, y pensé que sería por unas fiestas», comenta resignado. «Ya vendremos en otra ocasión, ahora queremos aprovechar que hemos venido y vamos Sepúlveda», apostilla este turista madrileño.
En la CL-603 se nota que hay más tráfico de lo normal por ser fin de semana, pero la mayoría son trayectos de paso hacia Madrid o Valladolid que atraviesan la localidad sin hacer escala.